Cultivos Energéticos

Dentro de los cultivos energéticos se encuentran todas las especies herbáceas o leñosas que se cultivan con el propósito de generar biomasa que se va a utilizar como combustible, sea este para movimiento de máquinas (vehículos y maquinaria), o para producir calor y/o electricidad. La leña es una caso de especial interés, que puede producirse a partir de un cultivo energético, porque la finalidad última de éste, es la producción de este tipo de combustible. Cuando la leña procede de una actividad silvícola de poda, raleo o corta final, a esa plantación que la origina no se le puede denominar cultivo energético, ya que el fin de la misma es la producción final de madera, y la leña es nada más un subproducto de esa actividad.

Contrario lo que se persigue con los cultivos orientados a la producción alimentaria o forestal, con los cultivos energéticos solamente se busca obtener la mayor cantidad de energía por unidad de superficie, al menor costo posible y tomando en cuenta minimizar los impactos ambientales. Para ello debe cumplir los siguientes requisitos: alta eficiencia fotosintética, alta resistencia a plagas y enfermedades, capacidad de rebrote, elevada energía por unidad de masa (alto poder calorífico), requerimientos edáficos y climáticos similares, respeto a la flora y fauna autóctona, balance energético positivo y bajo costo de producción. (fotografía: Ian Britton, FreFoto.com)


Los cultivos energéticos se clasifican en función del uso final que se la dará a la biomasa generada. De esta forma se tienen dos grupos: a) cultivos energéticos dedicados a la producción de biocarburantes (combustible líquido para motores de combustión interna). b) cultivos energéticos dedicados a la generación de biomasa seca para generación de energía térmica y eléctrica. También existen otras clasificaciones según otros criterios: ciclo de cultivo (anual, semiperenne), tipo (herbácea, leñosa), etc.

Los cultivos energéticos dedicados a la producción de biocarburantes se pueden sub dividir en dos grupos, en el primero están las especies con un alto contenido en aceites (especies oleaginosas) que son utilizadas para la obtención de bioaceites (biodiesel); entre estos cultivos se pueden mencionar: la manía (Arachis hipogaea), el coco (Cocos nucifera), el girasol (Helianthus annus L.), la mostaza amarilla (Sinapis alba) y la soja (Glycine max); entre otros. En el segundo subgrupo se encuentran las especies que tienen un importante porcentaje de azucares y por lo tanto se dedican a la elaboración de bioetanol y sus derivados; entre estos cultivos se pueden mencionar: la caña de azúcar (Saccharum officinarum), el maíz (Zea mays), la papa (Solanum tuberosum), la remolacha (Beta rubra) y el trigo (Triticum aestivum L.); entre otros.

En Guatemala, ha habido bastante interés por el desarrollo de cultivos energéticos, principalmente con el objeto de producir combustible para alimentar calderas que generen vapor de agua para la generación de energía eléctrica. Para esto se han desarrollado plantaciones de eucalipto (Eucaliptus spp.) debido a su elevado poder calorífico, a su rápido crecimiento, a su alta resistencia a plagas y enfermedades y a su capacidad de rebrote, entre otras características.

En los siguientes dos blogs se hablará sobre los bioaceites y los bioalcoholes respectivamente.

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